Un poema maravillosamente fluido. Un camino sin baches hacia lo sublime.
  «H.D. es sinónimo de deseo, de imaginación y de clarividencia. Tal vez  una de las poetas más increíbles —aunque incomprendida y secreta— de la primera mitad del siglo xx. [...] En Trilogía podemos ver parte de  toda su magia en expansión.»
Luna Miguel
 Los tres largos poemas que conforman Trilogía constituyen una de  las obras maestras de la poesía del siglo XX, comparable a los Cuatro cuartetos de T.S. Eliot, a Brigflatts de Basil Bunting o a Notas hacia una ficción suprema de Wallace Stevens.
 Escrita bajo el impacto de la Segunda Guerra Mundial, H.D. indaga a lo  largo de esta obra en el amor, la muerte o la posibilidad de  redención,  llevando su propia poesía -despojada ahora de las tiranías del imaginismo que había ayudado a fundar- a terrenos nunca antes explorados, configurando así uno de los experimentos literarios más arriesgados y fructíferos de nuestro tiempo.
  Reseñas:
«Madura de edad y genio, H. D. ha crecido, años hace que el imaginismo  se le quedó pequeño, pero sus versos son aún rápidos como saetas. De su oracular Trilogía se desprende el enésimo sentido, el exclusivo de  nuestra especie y, probablemente, el único fiable: el sentido poético. Señores físicos, teóricos ustedes, la búsqueda ha terminado: he aquí la ley que gobierna todos los universos. Poesía del fiat lux para  nuestras almas oscuras.»
Ainhoa Sáenz de Zaitegui, El Cultural
 «En la tradición de los poemas de Yeats, Eliot y Pound, las secuencias  de versos de H. D. son ficciones supremas de lo más visionarias.»
Sandra M. Gilbert, The New York Times Book Review
 «Este éxtasis, éxtasis en el lenguaje, en un lenguaje bello, es lo que me lleva a través de toda la Trilogía, no solo satisfecho con su  trampa, no solo satisfecho con estas ficciones arbitrarias, sino  hechizado con la totalidad de su poema, por no decir embelesado.»
Hayden Carruth, The Hudson Review
 «Recordad: H. D. era más sacerdotisa que otra cosa: más sacerdotisa que  amante, más sacerdotisa que pensadora, más sacerdotisa que mujer, que estadounidense o (a decir verdad) artista. La Trilogía  es tan buena en parte porque directamente convirtió su vocación de sacerdotisa en el tema principal.»
Anthony Madrid, The Paris Review