Amigo de las agudezas del ingenio, que le valieron ser encarcelado,  Quevedo escribió estas  Gracias y desgracias del ojo del culo , culmen  de su gusto por lo impúdico y obsceno. El maestro del conceptismo, da  una vuelta de tuerca en sus obras burlescas al tomar la realidad y  sumergirla, no ya en el sarcasmo más corrosivo, sino en la degradación  más absoluta. Mientras otros tienden hacia el ideal, Quevedo busca lo  más crudo de la realidad humana para pisotearlo y enfangarlo.