En los albores del tercer milenio, estamos asistiendo a la reapertura del debate nuclear. Después de que se ha alcanzado un consenso en la sociedad española para marginar esta fuente de energía, nos encontramos con que al socaire de la nueva situación política que se dio en la mitad de los noventa y primeros de 2000 en España y Estados Unidos de América y aprovechando los debates que se están produciendo para definir un nuevo modelo energético que evite los problemas ambientales del actual, los pronucleares toman impulso y se afanan en modificar una coyuntura que hoy les es desfavorable todavía.