Same same, but different (“parecido, pero diferente”). Esta filosofía de camiseta en thailish es un buen resumen de Bangkok (กรุงเทพฯ), una ciudad donde lo conocido y lo exótico chocan tanto como los sabores en unos pàt tai. Enormes centros comerciales climatizados se alzan junto a casas de aldea de hace 200 años; los templos con agujas doradas comparten espacio con calles sórdidas llenas de neones; el lento tráfico es adelantado por los barcos de popa larga que surcan el río real. Para los aventureros del paladar que no necesiten manteles blancos, probablemente no haya mejor destino, y como la inmigración ha llevado a la capital todas las cocinas del país y foráneas, Bangkok ofrece una experiencia gastronómica verdaderamente diversa.

• Pasmarse al ver el enorme Buda yacente del Wat Pho.
• Contemplar el brillo del Buda Esmeralda en el Wat Phra Kaew y Gran Palacio.
• Pasear entre los montones de recuerdos, ropa vintage y comida que se acumulan en el mercado de fin de semana de Chatuchak.

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