Entre 1450 y 1454, una larga y brutal sequía azoló el valle del Anahuac, expandiéndose más allá de sus fronteras, amenazando la existencia misma de la humanidad. Por cuatro años consecutivos los pobladores del Anahuac se vieron privados del vino de la tierra, de las lluvias tan necesarias para la vida, llevándolos al borde de la desesperación. Las cosechas se perdieron, los silos se vaciaron y la gente, irremediablemente, moría de hambre. ¿Acaso no habría perdón para la Humanidad? ¿Los Dioses no tendrían piedad por sus hijos? ¿Cuál fue el crimen cometido en contra de lo divino? ¿Y cómo habrían de remediarlo? Para recuperar el favor de los dioses, combates se organizaron con el fin de nutrir la tierra y a su vez, hacerse de prisioneros para dar en ofrenda a los dioses el líquido precioso y las flores sagradas… sangre y corazones humanos. Y ante la desgracia, dos jóvenes de un pequeño poblado, viéndose amenazado por la sequía y otros peligros acechando, se embarcarían en un peligroso viaje hacia la capital mexica para intentar salvar a su pueblo del hambre y sus enemigos. En su misión descubrirán un mundo nuevo más allá de su imaginación, repleto de riquezas y maravillas, sumido en la superstición y el miedo, entre guerras e intrigas, cambiando para siempre sus vidas, sus sueños y su destino.