Los gobiernos, culpables de la crisis, llevan a las sociedades a la miseria y a la servidumbre, al hambre y a la tiranía. Corrompidas las elites por el mercantilismo, en huida hacia delante depredadora las castas parasitarias políticas tras el colapso del corrupto intervencionismo, sólo la rebelión de las clases medias puede salvar a la civilización de la catástrofe que dañaría a toda la Humanidad, con desaparición de una parte importante de la población. No es tiempo para el debate, sino para el combate. Las clases medias tienen tres armas: el voto, el ahorro y la fiscalidad, y todas deben ser utilizadas con todas sus consecuencias.