La conmovedora historia de Armenuhi, abuela de la autora, que  sobrevivió a la persecución y muerte en el Genocidio Armenio y llegó  sola a la Argentina a los 14 años. Armenuhi enhebró en Buenos Aires el  presente y futuro de toda la familia. Fue paciente, amorosa y  determinada. Protegió y guió a cada uno de los suyos, como lo había  hecho su padre cuando escapaban por el desierto con hambre, frío y sed.
   Cuando se desencadenó la feroz persecución contra el pueblo armenio, en  1915, Armenuhi tenía un año y medio y vivía con su familia en el pueblo  de Aintab, por entonces parte del Imperio Otomano. Como muchos de sus  compatriotas, viajó oculta en alforjas cuando, en su huida, los padres  cruzaron a pie el desierto Der Zor, sin alimentos ni agua. Tres años  después regresaron, pero el sueño duró poco. Esta vez, para salvarse  debieron arrojarse de un tren en movimiento que los llevaba a un destino  siniestro donde los armenios morían extenuados, calcinados por el sol, o vejados a manos de los soldados otomanos.
 Apenas adolescente, Armenuhi (que significa "mujer armenia") fue enviada  a Buenos Aires para casarse con Yervant, un hombre que doblaba su edad y  a quien jamás había visto. Con él convivió cincuenta años, y juntos  fundaron una familia que se hizo enorme y permanece hasta hoy  entrelazada. Incansable, Armenuhi transitó durante años los pasillos de  consulados, embajadas y la Cruz Roja para traer a sus padres y sus  hermanos desde Oriente medio y ayudar a su hermana a salir de la Armenia soviética.
 Hurgando en recuerdos propios y familiares, Magda Tagtachian reconstruye  en Nomeolvides Armenuhi la vida de una mujer que sobrevivió al genocidio  de su pueblo y que, con amor y determinación, dedicó su vida a proteger y guiar a cada uno de los suyos.