Durante el verano de 1961, la guerra fría entra en su mayor y más alto punto de tensión con la construcción de un muro que dividía a la antigua capital alemana en dos.

Rodrigo Ferrer, (Roy) un músico sevillano se ve involucrado en una trama de espionaje e intriga al más alto nivel.

Con la crisis de los misiles en Cuba, en noviembre del 62, y el derribo de dos aviones espías U-2. Semanas antes la tensión internacional sube al punto más álgido y caliente conocido en la historia; sólo superado por el comienzo de la 2ª guerra mundial, pero en esta crisis, la amenaza era diferente, la amenaza era realmente terrorífica: la amenaza era de guerra nuclear.
Sensacional novela en plena guerra fría, poco después de que se levantara el muro de Berlín.

Un curioso profesor de inglés de origen ruso, afincado en la sugerente y atractiva ciudad más hermosa de sur de Europa (Sevilla), entabla relación con un promotor artístico puertorriqueño, vinculado a la marina estadounidense, y admirador en secreto de la revolución castrista.
La base aeronaval más importante del suroeste de Europa está cerca. Rodrigo Ferrer, (Roy) un músico sevillano se ve involucrado en una trama de espionaje e intriga al más alto nivel.

Con estos ingredientes (Carlos G. Odin) construye una ficción, donde se entremezcla la acción, el suspense y el amor. Del sueño de Roy Charles al de Charly . En un momento de la novela de Carlos, Las chicas del Elba, el músico Roy escribe Tan solo soy lo que sueño . Nuestro autor, Carlos G. Odín, ha tenido a lo largo de su vida muchos sueños. Y hoy tenemos el honor y el placer de presentaros uno de ellos; esta buena novela de espionaje, amor, deseos, y música variada. Y para hacerlo realidad el apoyo editorial ha sido determinante. Ahora, cuando presentamos este texto, ya en su contracubierta, nos anuncia su próxima creación literaria: Seis días y seis noches. Si se me permite una reflexión, no tengas prisa por acabarla. Saborea Las chicas del Elba, y con la alegría de haber cumplido esta ilusión, aborda con la inteligencia y vivacidad que atesoras ese nuevo reto que te marcas. Esta creación que tenemos entre nuestras manos bebe de la excelsa producción novelesca y cinematográfica de intrigas. Si Rick Blaine acompañado del prefecto Renault, tras matar al Major Strasser, abandonaba los hangares del aeropuerto de Casablanca, en busca de un nuevo sueño. Roy toma una avenida del Elba para seguir soñando con una musa a la que seducir y enamorar con la música de su guitarra y de sus composiciones. Cuando uno se acerca a la figura de Charly, y le escucha hablar de esta ópera prima literaria, se capta inmediatamente la ilusión y la vocación que le han movido a escribirla. Su semblante, su cuerpo, que hasta ese momento han mostrado un talante sobrio y sereno, guarecido por sus Ray Ban de piloto de aviones cincuentero, empiezan a cobrar una chispeante y arrebatadora vida propia de quien se ha llevado subido años a un escenario viviendo la música. El guitarrista, el cantante que lleva dentro y que ha estado concentrado en la paz interior del camerino, acompañado por los nervios previos a toda actuación, se desborda en cada comentario, en cada línea de Las chicas del Elba. El movimiento de su torso acompañado de sus brazos como si estuviera tocando su Gretsch, manteniendo sus manos en los bolsillos, transmite el conocimiento vital y literario que esta novela encierra en cada párrafo, en cada capítulo. Y es que nadie podrá decir que la misma no está bien documentada, contando con ese doble arsenal de documentación que es la historia propia y la Historia de su tiempo. Decía D. Miguel de Unamuno que de razones vive el hombre y de sueños sobrevive. Con Las chicas del Elba, y con esos Seis días y seis noches que está por concebir y parir, el autor y la editorial nos regalan una huella de vida: como seguir soñando a diario con ser feliz, y alcanzar esa dicha sobreponiéndose a los dimes y dirites; a los obstáculos propios y ajenos. Tal vez, una de las claves, como en esta novela negra, radique en la claridad de la letra blanca de su autor; en la pasión del rojo de su título; y en la empatía leal creada entre la musa castellana y el músico sevillano. Manuel Carmona Rodríguez Escritor y Periodista.