A mediados del siglo XVIII se crea en La Laguna, en torno a la figura del V marqués de Villanueva del Prado, la Tertulia de Nava, el foco másimportante de la Ilustración en Canarias durante los años sesenta. Aquel círculo de debate, que se constituyó bajo la égida del «progreso», intentó superar los parámetros locales y conectar el espacio cultural insular con los conocimientos científicos, literarios, filosóficos y enciclopédicos que se difundían por la Europa de entonces. Se trataba, ante todo, de vincular las Islas a la «civilización universal», construyendo un discurso en el que, por un lado, se retomaran y recrearan las fuentes del pensamiento europeo, antiguas y modernas y, por otro, se minaran, a través de la risa, los pilares en los que se sostenían las bêtes noires de la Ilustración: la superstición, el fanatismo y la ignorancia. El conjunto de textos que conforman este tomo, uno de los más relevantes dentro de la producción del polígrafo tinerfeño, muestra la escritura más desenfadada, aunque a veces también erudita, de Viera. Se publican por primera vez en edición anotada la Gaceta de Daute, la Relación circunstanciada, la Idea del nuevo Congreso, las Cartas del viejo de Daute (inédito), el Catecismo de don Fulano, un Proyecto de fundación de Cunas de expósitos en las casas de los jesuitas expulsos (inédito), el Prólogo al «Discurso sobre el método de tratar las materias teológicas», el Elogio del barón de Pun y la Carta filosófica sobre la aurora boreal, completados con unos Anexos documentales que recogen escritos de ineludible referencia para comprender el contexto polémico que generaron las ideas «revolucionarias» de «la Tertulia de las Canarias», como la denominó el propio Viera, sin duda, uno de los movimientos culturales de mayor esplendor del Archipiélago.