Ty Ty ha embarcado a toda la familia en la fiebre del oro. Cuando la tierra insiste en no darle lo que desea, la azota con un bastón o la hiere con un zapapico, como un amante despótico y contrariado
Paulo, el joven párroco de Aar, ha cambiado. Sale furtivamente por la noche; su madre lo descubre mirándose al espejo; pasa de la euforia a la melancolía.
Ellery Queen y su padre regresan en coche de Canadá por la cavernosa geografía de Arrow Mountain cuando se topan de frente con un incendio forestal de proporciones. Dan vuelta atrás y hallan refugio en una mansión igualmente cavernosa en un claro.
En este cuento largo que dio título a una colección del autor, lo opresivo aparece velado con la máscara de la normalidad, y lo descorazonador se disfraza de resignación.
Cuando el coche de Semon Dye empieza a lanzar vapor y le deja tirado a la entrada de la propiedad de Clay Horey, el lector sabe que de allí en más solo habrá problemas.