El papá de Sallie
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El papá de Sallie: "El magnífico «Ford» de Jill Rutledge, de un tono esmeralda, haciendo juego con los ojos de su dueña, frenó ante una elegante cafetería y Jill saltó al suelo con agilidad, muy propia de su dinamismo. Miró a un lado y a otro, atisbó un grupo de amigos al otro lado de la cristalera (...)
El padre de Nicole
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El padre de Nicole: “—Se trata de su hija —dijo Terry rescatando sus dedos. Paul sintió que lo hiciese. Le causaba un hondo placer sensual tener los dedos femeninos perdidos entre los suyos. Cada uno es como es. El era así, ¿qué cosa podía hacer por evitarlo? —¿Está enferma? —Oh, no. De salud (...)
El padre de mis sobrinos
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El padre de mis sobrinos: «“Álvaro, no sé si debo decírtelo... Además de sacerdote, eres mi hermano, y tengo miedo que enjuicies todo cuanto tengo que decirte. No sé cómo empezó esto, ni cuándo. Sé que pequé. Al menos con mi corazón, con la mente, con mis ansiedades reprimidas... sí. Te escribí (...)
El padre de Desi
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El padre de Desi: “Noto también que Desi no tiene el amor de su padre, y que la niña, a sus seis años, sufre en silencio el despego de su padre. A veces se pasan semanas sin que le veamos, y si Desi, al verlo llegar, corre hacia él, míster Milman la mira, la besa en la frente, dice escuetamente: (...)
El orgullo de Milady
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El orgullo de Milady: "Ana Welsh, hija del muy ilustre lord Welsh, se detuvo en la terraza y lanzó una breve mirada hacia el parque. Había nevado durante la noche y los setos del jardín aparecían cubiertos con una espesa capa congelada. Hacía un frío penetrante, pero Ana, ilustre personaje de doce (...)
El novio de mi vecina
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El novio de mi vecina: “—Que sea la última vez que estacionas tu auto delante de la casa de Belén. ¿Qué te propones? Mariqui inmutable. —¿Eres una envidiosa, o qué eres? —No seas majadero —replicó Mariqui mansamente—. ¿Envidia de qué? ¿De la monada rígida, anticuada, de tu novia? (...)
Él no sabía qué hacer
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Él no sabía qué hacer: “No os penséis que esto es una obra literaria, ni tengo pretensión alguna de ser un intelectual, ni un erudito y mucho menos un escritor en ciernes. Pero hay cosas que se deben decir y yo estoy en este momento crítico de mi vida en que para saber cómo soy, lo que pienso y (...)
El matrimonio de Myriam
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Myriam Beltrán era menor de edad cuando se enamoró de Julio, un hombre de pasado desconocido y mayor que ella. Cuando se hicieron novios, la familia Beltrán estaba en contra pero todas esas prohibiciones no fueron más que un acicate para continuar. Myriam sólo dudó, cuando el día de su boda, (...)
El matrimonio de Grey
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El matrimonio de Grey: “Ella creyó que podría amar a Gerald. No era posible. ¿Y por qué no lo era? Apretó los puños. Gerald era digno de ser amado. Lo era, sí lo era. Pero su pasión, aquella pasión que la asustó el día que se casaron, fue disminuyendo poco a poco hasta convertirse en una pasiva (...)
El fracaso compensado
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El fracaso compensado: “—Esperando siempre… —Sí, ya sé. Un milagro. Pero los milagros para aceptarlos los curas y representantes de la Iglesia hemos de justificarlos, palparlos, y aun así dudamos. Como os decía, creo que el asunto ya no está ni en vosotros, ni en mí, pero sí en un médico. (...)