¿Y si tuvieras que ejercer de entrenadora personal del mismísimo Ministro de Justicia?
  - Este hombre es demasiado serio para ti. 
¿No te das cuenta? 
Es ministro.  
  Mi-nis-tro.
 Bienvenidos a mi vida. Soy Victoria Martínez, entrenadora personal  hasta que encuentre el trabajo adecuado para el que me preparo desde  hace diez años. Mientras esto ocurre, entreno a varias personas, entre  ellas al ministro de justicia, Javier López de Camargo, ¡un político  honrado! (un milagro real), además de un trabajador incansable y  entregado a sus ambiciones al que he conocido gracias a su hermana  Bárbara, a la que también entreno. Mis experiencias respecto al amor no  han sido del todo buenas; he preferido dejar las relaciones de pareja a  un lado y centrarme en mi carrera... pero el señor ministro se ha  cruzado en mi camino dispuesto a alterar mis emociones. Incluso aunque  sea imposible que un hombre como él sienta por mí algo más que no sea atracción sexual.
 Desde que entró en mi despacho intuí que pondría mi vida patas arriba.  Victoria es un huracán lleno de vitalidad y energía, y me ha robado el  corazón con esa bocaza suya que, a veces, no parece estar conectada al  cerebro. Hasta Fran, mi amigo y compañero de piso, se ha enamorado de ella antes que yo...; suerte para mí que sea gay.
 Soy ministro del gobierno actual, del Partido Conservador, y aspiro a  ocupar la Presidencia del Gobierno en las próximas elecciones. Me paso  el día trabajando, y por eso contraté a Victoria, mi preciosa  entrenadora personal, para que me ayudara a recuperar la forma física  propia de un hombre de treinta y ocho años. Estoy soltero y sin ganas ni  necesidad de ningún tipo de compromiso que no esté relacionado con la  política o con mi trabajo... y por eso es imposible que una mujer tan  vital como Victoria se enamore de un hombre como yo, aburrido y  obsesionado con el trabajo, además de preocupado por mantener mi vida privada a salvo de mi enemigo y rival en el partido.