Daniel González Lanchares
Cuando los yaguas y los nivas aún eran un único pueblo, los ancestros temieron la inminencia de una guerra y ocultaron celosamente a lo largo y ancho de todo Árgalland las cuatro piedras mágicas; el Ópalo, el Diamante, el Rubí y la Esmeralda, que desde su creación habían dejado su impronta en cada (...)