Ruth Langan
Todo el mundo en Misery conocía a Kitty Conover. Siempre vestida de cuero y con el cabello escondido en un sombrero de ala ancha, bajo las estrellas se sentía tan cómoda como en su propia cama; conocía cada montaña, cada roca y cada curva del camino. No temía las sorpresas, pues hacía ya mucho que (...)