Tellado, Corín
Sin piedad: “—Señor —susurró a media voz—. Esto… Japp lanzó una breve mirada sobre “aquello”. Primero, vio un montón de trapos húmedos. Después, unos pies pequeños; luego, una cabeza rubia. Se diría que lo esperaba, mas no era así en realidad. Sus ojos apenas si se movieron dentro de las órbitas. (...)