En apariencia, podría parecer que es una simple colección de estudios y artículos dispersos sin más unidad que la que haya querido dotarle el autor. Pero es algo más o, al menos, se ha pretendido que así sea. Es el diario intelectual de un negro de gabinete que se ha querido convertir en espectador cuando su trabajo le obliga ser la palabra del actor. Como diario, recoge lo que ha sido la preocupación que su autor ha tenido que abordar como profesional de la palabra cada día. Pero como reflexión íntima y personal de un profesional que adopta la postura de un espectador para ver esta misma realidad en perspectiva, expresa posiciones y puntos de vista que se alejan considerablemente de los discursos que ha tenido que producir cada día.